La vida humana es el transcurrir de experiencias y eventos con los que entramos en contacto; un transcurrir en ritmos y fluctuaciones; un ir y venir de flujos y reflujos.
En este devenir, podemos llegar a vivir momentos altos y momentos bajos, por lo cual nuestros sentimientos y hasta valores se tornan comúnmente cambiantes, será decisión de nosotros si lo vivido nos aporta mas positiva o negativamente. Aquí es donde el autoestima se vuelve cosa de cada quien y de como dejamos que nos afecten las acciones del mundo en general.
Los seres humanos, somos "la única especie capaz de traicionar y actuar contra nuestros medios de supervivencia". En estado de desequilibrio, el hombre opta por manejarse de formas diversas aunque nocivas y elige, generalmente, los siguientes caminos:
PARÁLISIS
La frustración es interpretada de forma tal que incapacita para la acción creativa. La apatía es una forma de manifestación de esta reacción.
NEGACIÓN
La impotencia induce un bloqueo perceptivo, un autoengaño severo basado en el miedo al dolor. El adicto que asegura no tener adicción, es una muestra de este mecanismo.
EVASIÓN
Aquí la estrategia es hacer todo lo que nos impida ver la situación a la cara. Se conoce su presencia pero se teme enfrentarla y se pospone. La diversión compulsiva es una forma de evasión bastante común.
ENFERMEDAD
Aunque cualquiera de las manifestaciones anteriores conducen a estados de desequilibrio orgánico, en ocasiones se toma el camino corto y la reacción a la frustración es violenta, y se manifiesta en forma de enfermedad.
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